Mi experiencia del Sínodo de la Amazonía
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Resumen
Una de las consecuencias negativas de la pandemia del corona virus ha sido que ha concentrado de tal modo la atención mundial que ha puesto entre paréntesis y silenciado otros temas sociales y eclesiales como el Sínodo de la Amazonía. Solo ahora, cuando parece que la pandemia comienza a decrecer, afloran otras cuestiones sociales y eclesiales candentes, como el recordar la importancia de la encíclica Laudato sí, a los cinco años de su publicación en 2015.
Pero en realidad, pandemia y ecología están estrechamente relacionadas, pues tanto científicos como pensadores humanistas reconocen que la actual pandemia es consecuencia del cambio climático y de la inmisericorde destrucción de la naturaleza por parte de nuestro modelo de sociedad consumista y tecnocrática.
En este sentido, retomar el Sínodo de la Amazonía y la exhortación postsinodal Querida Amazonía, significa reconocer su conexión con Laudato sí y por tanto, su importancia de cara al cuidado de nuestra casa común. El Sínodo amazónico es una concreción del cuidado de nuestra casa común. No es casual que la Amazonía sea ahora una de las mayores víctimas de esta pandemia letal y se tema un genocidio por omisión de los poderes públicos.